¿Cómo elegir a qué oposiciones me presento?

Ana Sosa
Para elegir qué oposiciones preparar es recomendable tomar como herramientas las mismas que tendremos que usar durante toda nuestra ruta como opositores: calma y determinación.

Cuando por fin decidimos preparar unas oposiciones estamos tomando una importante decisión. Vamos a dedicar nuestro tiempo, dinero y esfuerzo en un proyecto que no nos dará resultados inmediatos, sino que se presenta como una carrera de fondo que muchas veces correremos cuesta arriba. Pero una vez que tenemos claro que vamos a apostar por esa ilusión se nos plantea la segunda gran decisión: ¿pero qué oposición es la mejor?, ¿a cuál me presento?

Ten paciencia, es una decisión muy importante

Hay todo un abanico de posibilidades que en un primer momento puede parecer un laberinto sin salida. Pero el primer consejo que debe ser bien recibido para comenzar a preparar una oposición es mantener la calma e ir paso a paso. Roma no se conquistó en un día.

Elegir una oposición u otra dependerá mucho de nuestra formación académica. Si tenemos formación universitaria lo primero que podemos plantearnos es si optar a uno de los cuerpos facultativos que precisen de nuestra titulación. Siempre nos va a resultar mucho más llevadero preparar un temario que ya conozcamos en parte y con el que nos sintamos más cómodos. Además, cuando alcancemos la ansiada y merecida plaza, estaremos desarrollando funciones que encajan perfectamente con nuestro perfil. Hoy en día no son muchos los que tienen la suerte de dedicarse laboralmente a lo que le apasiona. En este caso, la recompensa podría ser doble: seríamos por fin funcionarios y además podríamos desarrollar al máximo nuestra vocación.

La ventaja que presenta el optar por un cuerpo facultativo es que siempre vamos a encontrar mucha menos competencia que si optamos a la administración general, donde no son necesarias titulaciones específicas. En los cuerpos superiores de la administración general será indiferente que seamos Graduados en Derecho o en Física. Ambos competirían por la misma plaza. Para hacernos una idea podríamos decir que, a la hora de repartir un pastel, cuantas menos bocas haya mejor.

Fijar nuestro objetivo en el escalón más alto al que podamos acceder

Sin embargo, el gran inconveniente que podemos encontrar a la hora de optar por un Cuerpo Facultativo es que, aunque haya mucha menos competencia, también suelen publicarse menos plazas que en la rama general de la Administración. De hecho, podemos encontrarnos con que en una oferta determinada no se oferten plazas para el cuerpo al que queremos acceder. Esto puede resultar frustrante y mermar nuestra ilusión.

En todo caso, debemos tener presente que siempre será más ventajoso presentarnos al cuerpo superior al que podamos optar con nuestra titulación. Si definitivamente hemos decidido optar a la rama general de la Administración, para la que no se requerirá titulación universitaria específica, lo ideal es fijar nuestro objetivo en el escalón más alto al que podamos acceder. Como ventaja añadida, en la administración general el temario de un cuerpo superior engloba en su mayor parte los escalones inferiores. Así, si podemos aspirar por nuestra formación a un Cuerpo superior, A1, podremos con esa preparación presentarnos a los cuerpos inferiores siempre y cuando en esa Administración en concreto no se solapen los exámenes en el mismo día. Desde nuestra academia siempre aconsejamos apostar a lo más alto donde encontraremos siempre menos competencia.

Esto mismo ocurre en la Administración de Justicia, donde, salvando los cuerpos A1, la persona que prepara el Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa (A2), está preparando implícitamente los escalones inferiores de Tramitación Procesal (C1), y Auxilio Judicial (C2).

Otra de las cuestiones a valorar a la hora de decidir qué oposición preparar responde al ámbito geográfico. Es decir, ¿estamos dispuestos a aceptar una plaza fuera de los límites de nuestra provincia o comunidad autónoma?

Cuanta menos disponibilidad para movernos tengamos, más limitamos las opciones.  Debemos dejar a un lado el miedo que pueda darnos las oposiciones estatales en este sentido pues puede que incluso en este caso la plaza esté ubicada dentro de nuestra provincia o comunidad. En el caso concreto de la Administración estatal, la mayor parte de las plazas suelen caer en las grandes ciudades. Aunque si bien es cierto que la posibilidad de tener que desplazarnos de nuestro lugar de residencia está presente siempre que optemos a oposiciones que no sean estrictamente locales o provinciales.

¿Estoy dispuesto a aceptar una plaza fuera mi provincia o comunidad autónoma?

En relación con este punto debemos ser realistas con nuestra situación. Por ejemplo, una persona que resida en Madrid, sin intención de moverse de dicha comunidad, tendrá más posibilidades de ver cumplido su objetivo siendo más indiferente si opta a oposiciones estatales, autonómicas o locales (puesto que muchas de las plazas pueden caer en dicha ciudad); que una persona que resida en un pueblo de Cádiz y que no pretenda moverse de su localidad.  Por muy irresistibles que sean las costas gaditanas, en lo que al reparto de plazas estatales se refiere puede salir ganando la capital del país.

Lo que no deja lugar a dudas es que a la hora de elegir una plaza en cualquier oposición la persona que haya obtenido la nota más alta será la primera en elegir por lo que todo nuestro esfuerzo, independientemente de la oposición que preparemos, debe estar centrado en obtener la máxima nota posible.  

Cambiar de opinión está permitido. Es importante saber que no estaremos perdiendo el tiempo si hemos elegido una oposición y más adelante queremos cambiar de rumbo. Muchas oposiciones comparten temario, aunque sea en un mínimo porcentaje. La Constitución Española, por ejemplo, será la invitada de honor en todas las fiestas. También habremos invertido en hábitos de estudio y rutina que serán válidos igualmente para cualquier oposición. Como dice canción: nunca el tiempo es perdido.

En este sentido es muy frecuente que un opositor se presente a oposiciones distintas de las que está preparando porque tenga un temario afín o común. Esto puede suponer para nosotros un entrenamiento a la hora del enfrentarnos a examen y controlar los nervios. Además de que puede que tengamos suerte y aprobemos sin esperarlo. Todo ello sin desviarnos nunca de nuestro objetivo pues preparar más una oposición a la vez es como encontrar aparcamiento en hora punta, una locura difícil de conseguir. 

En definitiva, para elegir qué oposiciones preparar es recomendable tomar como herramientas las mismas que tendremos que usar durante toda nuestra ruta como opositores: calma y determinación. Una vez que lo tengamos claro sólo nos queda un paso más: ¡empezar!

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